Reconozco que me encantan las bodas en otoño. Sobre todo en esos primeros días de octubre, en los que aún podemos disfrutar del buen tiempo sin renunciar a una celebración en el campo, pero con matices completamente distintos a las bodas estivales.
Los tonos se suavizan, y los colores más vibrantes dejan paso a los anaranjados, verdes secos y burdeos.
En un contexto rústico y relajado, no dudaría en lucir un vestido de inspiración vintage, cargado de detalles, en los que la aparente sencillez desvela un trabajo de costura y artesanía impecable, como éste de Marcela Mansergas.
Apostaría por el encaje, un tejido cada vez más en alza, pero concebido desde el rigor de la concepción geométrica, lo que indudablemente le da un aspecto contemporáneo y actual. El modelo que lució Vanessa Traina en su boda es un buen ejemplo de ello.
Con total seguridad luciría un tocado...en este punto me pierde la pasión, pero seguro que esta corona de Le Touquet, con un aspecto casi ajado, completaría mi look.
Y como peinado, un sencilla trenza espigada, casi deshecha...
Fotografías vía Vogue, Purple, Le Touquet y Snob Fashion
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