
Los macarons son, además de un delicioso dulce de origen francés, un pastelito con una potencia plástica innegable. Sus colores vibrantes o apastelados, sus formas abombadas y su delicada presentación, son una muestra clara de buen gusto... y no sólo gastronómico!.


El manejo del color y sus posibles combinaciones siempre me han parecido fundamentales en cualquier manifestación creativa, de hecho considero que en ello reside una parte importante del hecho artístico. No es que yo quiera elevar a tan alto rango la disciplina del tocado, pero es claro que, como en todo complemento que se precie, el diálogo con el resto de los elementos del conjunto resulta definitivo para la imagen final.
Forma y color, color y forma...al final todo es lo mismo, todo hace el TODO...y eso es con lo que me quedo.